Al presentarse el Renault25 a finales de 1983, dio un paso muy importante. Fue el primero de una serie de vehículos destinados a enfrentarse a las grandes berlinas alemanas en un futuro más ó menos próximo. Régie Renault no ocultó sus objetivos de rivalizar con BMW, Mercedes y Audi, marcas que eran la envidia de sus directivos de la misma manera que otros muchos fabricantes en el mundo. Renault comprendió que para conseguirlo debía ofrecer a sus clientes mayor prestigio, mayor calidad y mejor servicio. Desde el punto de vista de Renault, el 25 debía responder las exigencias de una clientela particularmente exigente. La gran oportunidad de aquel coche, que debía cumplir los objetivos de Renault en este sentido, fue su propio mercado interior en cuanto a coches de representación. La apuesta de Renault en la época era arriesgada puesto que entre los Renault 20 y 30 y el nuevo coche que tenía que reemplazar a ambos, el hueco era grande. Salidos en 1975, ambos automóviles acusaban sus años, de modo que Renault aportó muchos medios técnicos, humanos y económicos, destinados al proyecto 129, que se convirtió en el Renault 25.
Sus dimensiones crecieron en unos 15 cms frente a los Renault 20 y 30, mientras que la anchura del habitáculo creció hasta 156 cms delante y 153 cms detrás. La carrocería era una "dos volúmenes", dado que el maletero posterior prácticamente no sobresalía y que equipaba un portón trasero.
El interior, contrastaba con el salpicadero de líneas rectas. Aquel tablier, de formas rectas y orientado como un teclado de piano, recibió una instrumentación analógica. El Renault 25 quería demostrar que era un automóvil moderno, y para ello, incorporó muchos elementos electrónicos. Aparte de las agujas del velocímetro y de las rpm, equipaba una instrumentación a base de displays que indicaban permanentemente el nivel de combustible y la temperatura exterior. Además, un ordenador de a bordo efectuaba todos los cálculos precisos en el curso de un viaje, como la media horaria, la autonomía restante, el consumo, etc... Todo estaba dispuesto de manera agradable, confortable y atrayente. Por supuesto, la electrónica estaba también presente bajo el capot motor, de cuyo funcionamiento estaba permanentemente informado su conductor por testigos luminosos a lo que se les sumaba un sintetizador de voz. El interior del Renault25 fue creado por marcello gandini, mientras que el diseño externo fue concebido por el Centro de Diseño de Renault en Rueil-Malmaison. El equipo de creadores, dirigido por Robert Opron, realizó un buen trabajo. Uno de sus señalados miembros, Gaston Juchet, autor de los primeros esbozos, supo darle mucho estilo, pero sin olvidar un indiscutible aire familiar que permitía reconocer a la primera un Renault 25.
Al término de numerosos ensayos en el túnel de viento, que determinaron la longitud de la parte plana del portón posterior entre otras cosas, el equipo de Renault creó un coche sorprendente, dotado de un generoso voladizo delantero, y relativamente corto detrás, el Renault 25 llegó al mercado con el mejor Cx de su categoría.
En su presentación, en 1983, causó sensación. se dió un paso decisivo hacia las gamas altas, con 1.600.000 unidades matriculadas en Europa, un 16% del mercado, cuando las previsiones de Renault eran de un 9%.
El nuevo Renault disponía de un conjunto de propulsor longitudinal y una estructura monocasco hecha completamente de acero. Su tren delantero utilizaba cuadriláteros transversales con caída negativa y dispositivo antihundimiento. En la parte posterior montaba unas suspensiones derivadas de un sistema McPherson, con muelles helicoidales de flexibilidad variable. Para fijar perfectamente el Renault 25 en el paisaje automovilístico europeo, Régie Renault lanzó desde su salida 8 versiones distintas, que eran resultado de la combinación de 8 motores y dos tipos de de transmisiones, sin olvidar tres niveles de equipamiento. Dado que iba a ser un coche de gama alta, la lista de equipamiento del Renault 25 fue impresionante. Comprendía el reglaje de los faros desde el interior, un reloj digital, la temperatura externa, una consola central prolongada hacia la parte posterior para conducir la calefacción a las plazas traseras, ordenador de a bordo, nivel de combustible digital, sintetizador de voz (en las primeras versiones, un vozarrón que causaba sobresaltos al conductor, y posteriormente, una modulada voz masculina más agradable), dirección asistida, volante regulable en altura, elevalunas delanteros y traseros, cierre centralizado, mando de cierre a distancia de puertas, apoyabrazos centrales en las plazas delanteras, techo solar eléctrico, climatizador, ecualizador de radio, reglaje eléctrico de los asientos delanteros... En el exterior cabe a destacar retrovisores térmicos, limpias en la luna trasera, faros de yodo, llantas de aleación ligera... En todos los modelos era equipo de serie u opcional. Un año después de su lanzamiento, en la gama 25, se ofreció la versión V6Turbo con 182 cv y 225 km/h y el Limousine. El Limousine tenía la batalla alargada 22,7 cms, disponiendo las piernas de los pasajeros de mayor espacio y el interior era particularmente lujoso, pudiendo los clientes de aquellas versiones modificaciones específicas a medida, siendo estos automóviles ensamblados por el carrocero Heuliez.
A dos años de la jubilación, Renault se pega un lujo con la carrocería del 25. El motor V6Turbo dispuesto seriamente para la ocasión, desarrollaba 205 CV y llegaba a llevar al 25 a más de 230 km/h. Potente, estos 25 disponían de un chasis revisado: suspensión dura, neumáticos anchos y de perfiles bajos etc... El coche conservaba su bonito equipamiento y su acabado pero las modificaciones de chasis fueron muchas en detrimento de la comodidad. El coche perdía su principal calidad. El precio en la época pasaba de los 6.800.000 Pts. Sus competidores eran germánicos (BMW Serie 7, Mercedes 300 E) buenos y prestigiosos, pero el 25 podían superar la competivilidad. Tras varios restylings y versiones más ó menos equipadas, el renault 25 dejó de fabricarse en 1992, tras diez años de buenos y leales servicios, abandonando éste el papel de protagonista para cedérselo al recién llegado Renault Safrane.
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