Yo Vallecas cuya capital era Madrid

La tv había que ir a casa del vecino que la tenía y si la tenia, que hasta que se pudo comprar una inter de blanco y negro ya comenzaron a salir en color, y vuelta a lo mismo.
No habían salido ni las primeras Spectrum, así que imagina, que si me estas hablando de consolas cuando el precio de las primeras Spectrum era prohibitivo para la mayoría de los bolsillos.
Gente de mi edad, y como te digo, estabamos viendo aparecer las primeras Spectrum.
El 131 Supermirafiori, gente de mucha pasta, ya el Diplomatic para que contar, cuando la mayoría y con bastantes esfuerzos eran el 600 y después el R5.
También lo había al contrario, muchos viejos despóticos que tú ibas reventado de trabajar te quedabas dormido en el primer asiento que pillabas, y por santos cojones te tenían que despertar con el bastón y prácticamente que tenías que ir de pie con todo el autobús libre.
El respeto tiene que ser mutuo, y no puedes exigir lo que no estás dispuesto a dar, de acuerdo en parte de lo que decís, pero hay y había mucha gente mayor que exigía el respeto y consideración a conveniencia, y encima si les decías algo es que mira que es mala la juventud.
Recuerdo, entre otros muchos, a uno de ellos, que siempre estaba jodiendo, entre otros temas, con el de la vivienda y que la mayoría no salían de casa de sus padres hasta los cuarenta años y si salían, vale, ya me jodió tanto un día que le pregunto, a que con tus doscientas pesetas al mes te daba para pagar el piso, comer, y largarte los fines de semana con los amigos a tomar unas cervezas o vinos, contestación SÍ, vale pues díme ahora como pagas con un sueldo de cien mil pesetas (por aquellos años la media era de unas sesenta y cinco setenta mil pesetas al mes) pagas una hipoteca de casi doscientas mil al mes. Y éste era uno de los que más exigían respeto.
También he visto hacerse el dormido, o el despistado para no ceder el asiento.
Està claro, que ni le puedes permitir a un enano malcriado unas cosas, como a los profesores otras.
Aquí el problema son los DERECHOS pero sin contar las OBLIGACIONES (que nadie quiere) solamente saben hablar de sus derechos sin contar con el de los demás.
Y no me hace falta calcular, por muy bien que te conserves ( menos mal que te lo dices tu mismo

) sé que soy mayor que tú, y para que tú calcules del último curso que dió Francés como idioma extranjero.